Primera, (Y Seguramente Última) Vez Que Hablo de Política

Esta campaña y precampaña electoral si ha habido una sensación que me ha dominado ha sido la de la decepción, seguida muy de cerca de la incertidumbre e indecisión. Por suerte no he caído en la indiferencia.

Hay años que he tenido claro qué votar, porque es lo que he considerado mejor para mis intereses o intereses que sin ser míos directamente me interesan por igual, sea por gente que quiero, por mi entorno o por el bien de mi ciudad.

No soy de ningún partido político, vivo en una casa donde cada uno de mis padres vota a un partido distinto, dependiendo de quien compre el periódico comprará el que es más favorable a unos u otros, y esta situación quizá me da cierta libertad y tranquilidad.

El caso es que con los ánimos que os he detallado en el primer párrafo gracias a nuestros “principales políticos”, sus partidos y sus maneras de actuar, me carcomía la gran duda de qué hacer con mi voto el próximo día 9. No votar no es una opción y el voto en blanco tampoco me lo parece. De broma comentaba que acabaría votando al partido de Eva Hache, aunque por dentro pensaba que sería desaprovecharlo y además como mucha gente pensase igual se iban a encontrar que queriendo hacer una broma iban a comerse el marrón al final (tipo los de Buenafuente con el Chiki Chiki).

Obviamente huyo de cualquier tipo de radicalismo o postura extrema, y al menos eso si que lo tenía claro. A lo largo de este tiempo me he informado, he visto los debates, y he reflexionado. Como inspiración casi-de-ultima-hora el otro dia me metí en la pagina web de un partido, leí acerca de su programa electoral ya que no tenía ni idea de sus posturas respecto a ciertos puntos que me interesan. Quedé satisfecha con lo que leí y a día de hoy ya se a quien voy a votar. Y mi voto valdrá de algo.