¿De Dónde Vengo? (Sección Madre De Mi Madre)

A la hora de resolver la gran incognita de quien somos, es interesante preguntarnos a dónde nos gustaría ir y saber de dónde venimos.

Alguna vez al explicar que soy valenciana he rematado “75% valenciana”, y eso partiendo de la base que de los 4 abuelos que a todo ser humano nos tocan de serie lo mio viene repartido así:

Yayo Vicente (padre de mi padre), valenciano (algún dia tocará contar parte de su historia)

Yaya Lola (madre de mi padre), valenciana de Alquería de la Comtessa, junto a Gandía (es la única que me queda viva)

Yayo Paco (padre de mi madre), nacido en el valenciano barrio de Patraix (convivimos hasta que se murió hace ahora 20 años)

Yaya (o abuela) Carmen, la única que no conocí y la única de fuera de Valencia: de Almansa, Albacete

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Y ahí es dónde he pasado el día de hoy. Yo sólo había estado en una ocasión en el pueblo de mi abuela, en un entierro (por cierto vi la tumba de Don Santiago Bernabeu) y estuvimos pocas horas.

Mi madre en su juventud solía ir por estas fechas todos los años junto a un par de primas, a la feria del pueblo, y alli se juntaba con una pandillita e incluso tuvo un noviete justo antes de mi padre. Asi que hoy al volver a pasear por las calles, algo cambiadas de aquel pueblo de su infancia y juventud todo eran recuerdos.

Siguiendo los loores de mi madre nos hemos tomado unos helados que ella tomaba entonces: “de soletilla”, que por cierto le han costado casi al precio de su época. Sencillos de hacer y deliciosos.
Tambien hemos visto la iglesia del pueblo (de lo poco que había visto en aquella primera visita) donde no estaba la Virgen de Belén, que es lo que mas deseaba ver el tío Antoñico.

Y ahora os hablaré del tío Antoñico y de la tia Anita de ¿82? y casi 80 años respectivamente, hermano y cuñada de mi yaya Carmen y los únicos tíos que les queda a mi madre vivos.

“Ven aquí que te voy a decir una cosa” dice un jovencito a una niña por una callejuela, ambos aún con calcetincitos. Ella echa a correr.

Al dia siguiente
“Ven aquí y no corras”, la niña se acerca, “los que te digan a ti mamá han de ser mis hijos ¿Qué te parece?”
“Bien…”

Y así llevan juntos 66 años. 10 de novios y 56 de casados.

Mi tío tiene un corazón que no le cabe en el pecho, ha salvado la vida varias veces desde bien pequeño, es apasionado, vehemente, sentido y sentimental, y eso si: tambien un pesado de mucho cuidado, cuando le vemos más de una hora acabamos con la cabeza como un bombo asi que lo que puedo deciros de mi tía es que es una santa! 5 hijos le ha dado, y estos a su vez unos cuantos nietos a cada cual más buena gente. Una familia unida e ideal.

Si hay algo que me hacía ilusión a mi, y eso compartía con mi madre y el tio, cada uno por sus motivos era pasear por la Calle de la Estrella para ver donde nació y vivió mi abuela, justo bajo el famoso castillo de Almansa.

Explicaré el capricho: a ella no la conocí en vida pero cuando mi yayo murió yo me quedé al par de años con su habitación en el “chalet” y allí entre otros tesores tales como una inmensa concha con una pintura de un barco navegando en su interior encontré una vieja carpeta donde mi yayo guardaba todas las cartas que le envió mi abuela desde que se conocieron hasta que se casaron. Y ahí, en unas cartas de hace casi 60 años, es donde la conocí, y no solo a ella sino a su entorno. Que és el que hoy he paseado.

Ventanita superior izquierda: habitación de Pepe, Costa, Isabel, Carmen y Antoñico cuando pequeños

Y no solo eso: hemos subido a la calle paralela justo encima, la calle del Castillo, y asomandonos por un murico (ya se me ha pegado el acento! Ea!!) he visto el patio interior de aquella casa donde nacieran mi abuela, sus hermanos y parte de los primos de mi madre. Y debe de seguir prácticamente igual pq desde luego no se ve reformado, por él no ha pasado el tiempo. Luego hemos vuelto hacia la fachada principal y haciendo fotos en la ventana (“Ahí dentro me estrené con tu tia!” y no ha sido la unica perla el dia xDD)… ha llegado el actual dueño de la casa! Imaginaos su shock cuando llega a su casa y ve a unos forasteros (para él lo debíamos ser) fotografiandose en su puerta!! Le han explicado la situación y mi madre y mis tios han pasado unos metros para dentro, yo no lo he hecho por vergüenza y por no violentar aún mas a esa buena gente pero ahora me quedo sin terminar de darle imágenes reales a esas cartas que en su día leí.


Todo el mundo habla maravillas de ellos. No ha habido pareja que se quisiera más, más feliz. Y yo siempre he creido que si no hubiera oido siempre todas las bondades de mis yayos, yo no hubiera sido, o querido ser, como soy. Y no, no creo que les hayan mitificado como suele ocurrir con la gente que muere pronto (y es que mi madre se quedo sin madre a los 17, y luego se les murió en menos de año y medio el único hermano que conoció y su padre)
El caso es que he disfrutado del día de hoy!

PD: No descarto, algún dia, como homenaje a mis abuelos, sacar a la luz aquellas cartas que son la única herencia y patrimonio (que no recuerdo) de mi abuelo que tengo.