La semana pasada mi yaya comió en casa y le conté lo del anillo de mi yayo, sin poder evitar las lagrimas. Lo conté como un comentario rápido pero a pesar de que respondió con un seco "No lleves cosas de valor al trabajo" parece que notó lo que me afectaba. Esa tarde le lleve a casa y me quedé un ratito arrancando yerbajos en la terracita que tiene (vive en una planta baja).
Esta mañana he ido a por ella, con el coche de mi padre pq el mio sigue la Peugeot hasta nuevo aviso. La muy canalla no me ha dicho nada hasta hace un ratito que me ha llamado al comedor donde me esperaba con una bolsita de joyería en la mesa. Cual ha sido mi sorpresa cuando he visto dentro de su pertinente cajita una preciosa sortija de oro blanco y me ha dicho
"La otra te la regaló tu yayo esta te la regala la yaya"
Me ha emocionado mucho, y aunque había pensado no ponerme ningun anillo en ese dedo (a pesar de que mi madre me había sugerido ocupar el hueco con una que me regaló mi hermano mayor hace algunas navidades), entiendo como lógico y entrañable ponerme ahí la preciosa sortija que me ha regalado con mucho cariño mi yaya. Y eso será cuando me la adapten, que si tengo algo delgado en el cuerpo son las manos, muñecas y dedos, y me está grande jejeje.
2 comentarios:
Jooo,qué linda tu abuela!!!me alegro mucho!!Un beso
Ohh qué bonito!!!
Muaaaaaaaaaaacks!
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